Eurovisión 2018 decepcionó por lo contrario a lo que se pretendía, que la música brillara por encima de cualquier montaje técnico. El Altice Arena de Lisboa acogió este año la 63 edición de este show musical mediático, con una gala con el presupuesto más bajo de los últimos años (25 millones de euros), que resultó en mi opinión, bastante sobria y con escaso interés musical, aunque con sorprendente puesta en escena de algunos países, muy alejadas del minimalismo que tanto proclamaban los organizadores lusos.
Escasa calidad musical
Pocas canciones deslumbraron por su calidad, para mí, la mayoría eran paupérrimas, salvo, quizás, la interpretada por el alemán Michael Schulte con You Let Me Walk Alone. Netta, la cantante israelita, con un tema contra el bullying, arrasó en el voto del público frente a la decisión del jurado profesional que apostaba claramente por Eleni Foureira, intérprete de Chipre. De la actuación de España con una canción de excelente calidad musical, pero con una letra que no está a la altura de su calidad musical, poco hay que decir, con una puesta en escena muy intimista y llena de planos cortos, con una iluminación naranja en sus distintos matices resultó algo aburrida, aunque creo que obtuvo un injusto puesto 23.

La iluminación naranja arropa la interpretación de Amaya y Alfred, representantes españoles en Eurovisión 2018
El escenario de Eurovisión 2018
Eurovisión 2018 decepcionó por lo contrario a lo que se pretendía, que la música brillara por encima de cualquier montaj...